Preeclampsia: Detección Temprana y Prevención de Complicaciones
La preeclampsia es un trastorno
hipertensivo del embarazo que aparece generalmente después de la semana 20. Se
diagnostica por la elevación de la presión arterial (>=140/90 mmHg) asociada
con daño en órganos (por ejemplo, presencia de proteínas en la orina). A nivel
mundial afecta entre el 3% y el 10% de los embarazos, y en México su incidencia
se estima en 47.3 por cada 1,000 nacimientos. Es una de las principales causas
de morbilidad y mortalidad materna y fetal; p
or ejemplo, constituye la primera causa
de ingreso de embarazadas a unidades de cuidados intensivos. Por ello, la
detección oportuna es vital para proteger la salud de la madre y del bebé.
Factores de riesgo
Algunos factores aumentan la probabilidad de preeclampsia: primer embarazo, embarazo múltiple, antecedentes personales o familiares de preeclampsia, obesidad, hipertensión arterial crónica, diabetes mellitus o enfermedad renal, edad materna avanzada (>=35 años), entre otros. Conocer estos factores permite a los médicos reforzar el control prenatal y planificar un seguimiento más estrecho.Síntomas de alerta
Aunque muchas veces la preeclampsia es silenciosa al inicio, pueden aparecer signos de alarma que deben motivar consulta médica inmediata, como hinchazón súbita de manos y rostro, aumento rápido de peso (por retención de líquidos), dolor de cabeza intenso, alteraciones visuales (como ver luces o visión borrosa) o dolor en la parte superior del abdomen. Estos síntomas, combinados con una presión arterial alta detectada en consulta, obligan a un seguimiento riguroso.Detección temprana en consulta prenatal
El control prenatal regular es la primera línea de defensa. En cada visita se mide la presión arterial y se analiza la orina para buscar proteínas, lo cual ayuda a identificar problemas incipientes. Adicionalmente, existen pruebas de cribado que ayudan a predecir el riesgo de preeclampsia antes de que aparezcan los síntomas:• Cribado en primer trimestre. Alrededor de
las 11–14 semanas, algunos centros ofrecen una evaluación de riesgo combinada:
se valoran factores maternos (edad, antecedentes personales, presión arterial
media) y resultados de laboratorio (como PAPP-A), junto con datos ecográficos.
Este cribado temprano permite identificar embarazos con riesgo de trastornos
hipertensivos. Al combinar factores clínicos con el índice de pulsatilidad de
las arterias uterinas en ultrasonido Doppler del primer trimestre se puede detectar
una proporción significativa de preeclampsias tempranas, con un nivel aceptable
de falsos positivos. La detección temprana permite además considerar
intervenciones preventivas, como la administración de aspirina, antes de que
inicie la enfermedad.
• Ultrasonido Doppler uterino. En el primer
o segundo trimestre, el estudio de flujo sanguíneo de las arterias uterinas con
Doppler es una herramienta útil en embarazos con riesgo. Medir el índice de
pulsatilidad de estas arterias contribuye a predecir posibles alteraciones en
la placenta. En la práctica, un Doppler alterado hace que los médicos refuercen
la vigilancia y consideren tratamientos tempranos para evitar complicaciones,
como parto prematuro controlado.
• Biomarcadores en sangre. Se investigan
marcadores angiogénicos como el factor de crecimiento placentario (PlGF) o el
sFlt-1, así como otros (PAPP-A, ADAM12, angiopoyetinas), porque sus niveles
cambian en preeclampsia incipiente. Por ejemplo, los niveles de PlGF tienden a
ser anormalmente bajos en embarazos con preeclampsia. Sin embargo, las guías
mexicanas indican que aún no hay suficientes estudios validados para recomendar
su uso de forma rutinaria en la práctica obstétrica. Estos análisis suelen emplearse
en investigación o en casos especiales.
En resumen, la mejor estrategia es combinar
visitas prenatales frecuentes (con toma de presión y análisis de orina), junto
con ecografías de primer trimestre con Doppler cuando estén disponibles, y
considerar pruebas de laboratorio según el criterio médico. Estas prácticas
mejoran la detección temprana del riesgo y permiten prevenir o minimizar
complicaciones graves.
Prevención de complicaciones
Una vez evaluado el riesgo, existen medidas preventivas reconocidas que ayudan a reducir la aparición o gravedad de la preeclampsia:• Aspirina en dosis bajas. Se recomienda
que mujeres con alto riesgo reciban aspirina (habitualmente 100 mg diarios)
antes de la semana 16 de gestación. Estudios muestran que tomar aspirina
(generalmente por la noche) en embarazos con antecedentes de preeclampsia
temprana o factores de riesgo reduce la probabilidad de desarrollar el
trastorno. Esta indicación debe hacerse siempre bajo supervisión médica.
• Suplementación con calcio. En poblaciones
con ingesta baja de calcio, la suplementación con calcio (1.5–2 g diarios)
durante el embarazo puede reducir el riesgo de preeclampsia. La evidencia
indica una disminución significativa del riesgo en mujeres con deficiencia de
calcio dietético; por ello, es frecuente recomendar suplementos o alimentos
ricos en calcio como medida preventiva.
• Hábitos de vida saludables. Mantener una
dieta equilibrada y un peso adecuado es importante. Se sugiere consumir
abundantes frutas, verduras y lácteos; moderar el consumo de sal y grasas
saturadas; y realizar ejercicio suave o moderado (por ejemplo, caminatas o yoga
prenatal) según la recomendación del médico. Estas medidas ayudan a controlar
la presión arterial y el peso durante el embarazo. Además, evitar el consumo de
tabaco y alcohol es fundamental. El manejo del estrés (técnicas de relajación y
apoyo emocional) también contribuye a un embarazo más saludable.
• Control de enfermedades crónicas. Para
las mujeres con hipertensión o diabetes preexistentes, el control estricto
previo y durante el embarazo es esencial. Seguir las pautas médicas para la
presión arterial o la glucosa antes del embarazo y durante el prenatal reduce
el riesgo de complicaciones.
Otras medidas preventivas. En algunos casos
se discute el uso de ácido fólico u otros suplementos; sin embargo, la base
clave es el monitoreo riguroso y la atención prenatal de calidad. El
profesional de la salud determinará las intervenciones según cada situación
particular.
Estas recomendaciones (en especial aspirina
y calcio en embarazos de riesgo) están respaldadas por guías clínicas mexicanas
y estudios internacionales. El objetivo es evitar que la preeclampsia progrese
a etapas graves (convulsiones, insuficiencia orgánica, restricción del
crecimiento fetal) o que requiera un parto prematuro de urgencia.
Recomendaciones finales
La clave para un embarazo saludable es el seguimiento prenatal adecuado y la evaluación especializada del riesgo. En México existen guías oficiales y centros de medicina materno-fetal orientados a esta detección y manejo. Se recomienda que toda mujer embarazada acuda a sus citas prenatales y comente con su médico sobre factores de riesgo específicos. En casos de riesgo alto (por ejemplo, antecedentes de preeclampsia, condiciones crónicas o hallazgos anormales en los estudios), es aconsejable la intervención de un médico materno-fetal.El médico materno-fetal puede realizar un
examen más detallado (incluyendo ultrasonido Doppler u otros estudios) y
coordinar las intervenciones preventivas apropiadas. Por ejemplo, reforzará el
monitoreo de la presión arterial, ajustará los suplementos (aspirina, calcio) y
asegurará una atención multidisciplinaria. No dude en consultar con su médico
si tiene dudas o síntomas de alarma.
En conclusión, la preeclampsia es una
condición seria pero manejable si se detecta a tiempo. Con controles prenatales
regulares, cribados tempranos (como Doppler uterino y perfil de riesgo) y
seguimiento especializado, es posible reducir sustancialmente las
complicaciones. Consulte siempre con su médico y, de ser necesario, con un
médico materno-fetal, para recibir la prevención y el seguimiento adecuados a
su embarazo. El diagnóstico oportuno y las medidas preventivas salvan vidas;
por eso es importante actuar con responsabilidad y anticipación.
Fuentes: Información respaldada en guías
médicas y estudios recientes de México, incluyendo datos nacionales de
incidencia y recomendaciones obstétricas oficiales.
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